miércoles, 2 de febrero de 2011

El Espejo


Hacía varias semanas que Caperucita venia teniendo aquellos sueños... Esos maravillosos y endulzados sueños. Donde a cada paso que daba alguien llenaba de sonrisas su cara y se sentía agradablemente extraña. Durante el día solo tenía ganas de recordar aquella sensación en situaciones, lugares, momentos y personas, pero no encontraba la pareja perfecta. Lo que le causaba cierta desesperación y desilusión.

Aquella mañana se despertó con una extraña impaciencia, con un nudo en el estómago que le apretaba fuertemente. Tratando de no darle más importancia trato de hacer ese día como otro día más. Salió a la calle con su capa nueva, al llegar a un semáforo de repente lo vio, allí, de pie frente a ella, mirándola fijamente con esa sonrisa que le provocaba aquella sensación, tan dulce, tan extraña... en aquel instante el nudo que llevaba atormentándola toda la mañana se le hizo tan grande que pensó que se iba a desmayar y recordó aquellos sueños... Cuando volvió en si él ya no estaba, miro a todos lados y pareció como si un huracán se lo hubiera llevado de aquel sitio...

Caperucita no dejo de pensar en aquel encuentro. No dejaba de fantasear con aquella imagen, tan resplandeciente... para ella tan perfecta. Ella sabía que si algún día sus caminos volvían a cruzarse no dudaría en raptarle, absorberle y quien sabe que mil cosas más...

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